¿Y si no produzco leche? Desmontando un miedo común en la lactancia

Uno de los temores más frecuentes que expresan las madres, incluso antes del nacimiento del bebé, es: “¿Y si no produzco leche?” Esta duda, aunque comprensible, suele estar basada en mitos o desinformación más que en realidades fisiológicas. La buena noticia es que la gran mayoría de las mujeres sí pueden producir leche suficiente para alimentar a sus bebés, y el cuerpo está maravillosamente preparado para ello.

Durante el embarazo, las glándulas mamarias comienzan a prepararse para la lactancia, y en la mayoría de los casos, ya hay producción de calostro desde la segunda mitad de la gestación. Tras el parto, con la expulsión de la placenta, los niveles hormonales cambian rápidamente y se activa la producción de leche de transición y luego leche madura. Lo que realmente determina una buena producción no es “tener suerte”, sino la estimulación frecuente y efectiva del pecho, especialmente en los primeros días.

Es importante saber que la percepción de “no tener leche” muchas veces viene de señales mal interpretadas: un bebé que llora, quiere estar al pecho todo el tiempo, o se despierta seguido, no necesariamente significa que no esté recibiendo suficiente leche. Estas conductas suelen ser normales y necesarias para establecer la producción. Además, el tamaño del pecho, el tipo de parto o la alimentación de la madre no son barreras para producir leche.

Claro, existen algunas condiciones médicas poco frecuentes que pueden afectar la producción, pero incluso en esos casos, con apoyo adecuado, muchas mujeres pueden lactar parcial o completamente. Lo más importante es acudir a tiempo a una asesora de lactancia certificada para evaluar la situación y acompañar el proceso de manera personalizada y empática.

Confía en tu cuerpo, infórmate con fuentes confiables y rodéate de apoyo. La lactancia no siempre es fácil al principio, pero con información, paciencia y acompañamiento, es posible superar los obstáculos y disfrutar de una experiencia profundamente nutritiva, tanto física como emocionalmente. ¿Tienes dudas? ¡Aquí estamos para ayudarte!

¿Es la semaglutida, el final de mi camino contra el sobrepeso y la diabetes?

Los medicamentos son maravillosos y pueden salvar muchas vidas sin embargo, ninguno es milagroso y los efectos duran poco después de utilizarlos. Si estás en el camino de usar semaglutida para combatir diabetes o sobrepeso, este post te interesa.

¿Qué es semaglutida (Ozempic, Rybelsus, Wegovy) y cómo funciona?

Semaglutida es un medicamento que imita una hormona llamada GLP-1, que regula la producción de insulina, reduce el apetito y ralentiza el vaciamiento gástrico. Como resultado, muchas personas experimentan una reducción del apetito, lo que puede llevar a una pérdida de peso progresiva.

Principales consideraciones alimentarias al usar Ozempic

Cuando se usa Ozempic, tu cuerpo experimenta algunos cambios en la forma en que maneja los alimentos, por lo que es necesario prestar especial atención a lo que comes. A continuación, te dejo algunas pautas clave para que tu alimentación sea un aliado durante el tratamiento.

1. Controla las porciones, no las calorías

Una de las principales ventajas de la semaglutida es que puede reducir el hambre, lo que te permite controlar las porciones de manera más efectiva. Sin embargo, no debes caer en la trampa de reducir excesivamente las calorías, ya que el cuerpo necesita una cantidad suficiente de nutrientes para funcionar correctamente. Opta por porciones adecuadas y enfócate en la calidad de los alimentos.

2. Incorpora grasas saludables

Aunque puede ayudar a reducir el apetito, es esencial que tu dieta sea rica en nutrientes. Las grasas saludables como las que se encuentran en el aguacate, frutos secos, semillas, aceite de oliva y pescados grasos (salmón, sardinas) son esenciales para la salud cardiovascular y cerebral. Además, las grasas saludables te ayudarán a sentirte satisfecho por más tiempo.

3. Fibras y proteínas: tu mejor combinación

La fibra y las proteínas son tus aliadas cuando se trata de mantener una digestión saludable y controlar el hambre. Con la ralentización del vaciamiento gástrico que provoca el medicamento, es recomendable elegir fuentes de proteínas magras (pollo, pavo, pescado, tofu, legumbres) y fibra de calidad (verduras, frutas, granos integrales, semillas). Estos alimentos te ayudarán a mantener niveles estables de azúcar en sangre y a reducir picos de hambre.

4. Evita los azúcares simples y carbohidratos refinados

La semaglutida actúa en la regulación de la glucosa, pero para que los efectos sean más eficaces, es crucial evitar los azúcares refinados y carbohidratos procesados. Alimentos como galletas, refrescos y panes blancos pueden causar picos de azúcar en sangre que contrarrestan los beneficios del medicamento. Opta por carbohidratos complejos como quinoa, avena, batatas y legumbres, que se digieren lentamente y proporcionan energía de manera constante.

5. Hidratarse adecuadamente

A veces, el uso de medicamentos como Ozempic puede generar un efecto secundario de deshidratación leve, especialmente si se experimentan vómitos o diarrea, que pueden ser comunes al comenzar el tratamiento. Asegúrate de beber suficiente agua durante el día para mantenerte hidratado. Infusiones de hierbas, como el té verde o el té de menta, también pueden ser una buena opción.

Estrategias para mejorar la adherencia al tratamiento

Como nutricionista funcional, siempre recomiendo aplicar pequeños cambios sostenibles a lo largo del tiempo. La dieta no tiene por qué ser estricta ni restrictiva, sino un estilo de vida que te permita disfrutar de la comida mientras trabajas hacia tus objetivos de salud. Aquí te dejo algunos consejos prácticos para lograrlo:

  • Comidas más pequeñas y frecuentes: Si experimentas falta de apetito o saciedad rápida, comer más veces al día pero en porciones pequeñas puede ayudarte a mantener una ingesta constante de nutrientes.
  • Escucha a tu cuerpo: Aunque el medicamento puede reducir el hambre, es importante que sigas las señales de tu cuerpo. Come cuando tengas hambre y asegúrate de disfrutar cada bocado.
  • Mantén un registro de alimentos: Llevar un diario alimentario puede ayudarte a hacer un seguimiento de tu progreso y ver qué alimentos te hacen sentir mejor. Esto también te ayudará a identificar patrones de hambre o cambios en tus antojos.
  • Consulta siempre a tu médico o nutricionista: El uso de Ozempic debe ir acompañado de un seguimiento médico adecuado. Un profesional de la salud puede ajustar la dosis según tu evolución y ofrecerte consejos personalizados.

Si estás usando semaglutida, cualquiera que sea la causa, es fundamental que tu alimentación y estilo de vida esten alineados con tus objetivos de salud y bienestar. Aunque el medicamento puede ser un excelente aliado en el control de peso y de la glucosa, recuerda que una dieta balanceada y adaptada a tus necesidades individuales es esencial para maximizar los beneficios. Con el enfoque correcto, lograrás no solo una mejora en tus niveles de glucosa, sino también una mejor calidad de vida.

Aprovecha este tratamiento para hacer un cambio profundo de hábitos que se pueda sostener en el tiempo.

Si necesitas orientación personalizada sobre cómo estructurar tu plan alimentario mientras usas semaglutida, no dudes en consultarme. Estoy aquí para ayudarte a tomar decisiones informadas que te lleven a alcanzar tus metas de salud.


La Nutrición no solo entra por la boca

Imaginemos nuestro cuerpo como un ordenador, al cual le metemos información por medio de nuestras manos como documentos, a veces en forma de fotografías y otras veces en forma de música. Este ordenador nos devuelve igualmente información si la solicitamos.

Nuestro cuerpo funciona de la misma manera, se alimenta por cada uno de nuestros cinco sentidos, es por eso que digo que la Nutrición no solamente entra por la boca, es una acción altamente sensorial. Es verdad que lo que comemos impacta nuestra salud enormemente, pero también lo hace aquello que nos ponemos en la piel, lo que respiramos, lo que escuchamos y lo que miramos.

Con mis pacientes me encanta tener un enfoque holístico, tomando en cuenta todos los sentidos para encontrar el equilibrio y llegar a un estado de salud física, emocional y mental.

La comida es una actividad altamente sensorial, mientras la preparamos podemos oler los ingredientes y sentir que se nos abre el apetito, escuchamos los ruidos que hace la cocción y la forma de masticar de las personas que nos acompañan; con los ojos percibimos los colores, las formas y el orden de los alimentos que se nos presentan y finalmente con la boca sentimos aquellos sabores y texturas que nos satisfacen enormemente.

Comer está ligado con actividades sociales, con reencuentros, reuniones, festejos. Situaciones que nos llenan el alma mientras llenamos nuestra tripa. Por esto te invito a que siempre comas poniendo la mayor atención en lo que estás haciendo.

Evita en la medida de lo posible comer con pantallas de cualquier tipo, haz de cada una de tus comidas un ritual de nutrir tu cuerpo y cada uno de tus sentidos. Acompáñate de gente que te nutra además el alma y las emociones. Ésta es la mejor forma de comer.

Si necesitas ayuda en modificación de hábitos para alcanzar una nutrición saludable, contáctame.